La cultura Sorda y el uso de tecnologías auxiliares auditivas
La Organización Mundial de la Salud
(OMS, 2015), define a la persona sorda dentro de un paradigma medicalizado, y
define “sordo” al individuo que sufre una
pérdida de audición profunda. Sin embargo, la Federación Mundial de Sordos
(2006) establece que el término “sordo” no puede estar ligado exclusivamente a
un problema de clasificación audiométrica, sino que se refiere a una cultura,
entendida ésta como “una peculiar manera colectiva de sentir, de ver el mundo y
de actuar”; de acuerdo con Oviedo (2007), “cultura sorda”, se encuentra
“marcada por la experiencia común de exclusión y con carácter predominante
visual, articulada en la comunicación señada”. Esto es un paradigma
sociolingüístico, que va más allá del clínico medicalizado.
En Venezuela, existe una gran
cantidad de personas con deficiencia auditiva, que Hernández (2007) ha estimado
cerca de ochocientos mil, de las cuales un aproximado de sesenta mil proviene
de la cultura sorda. Las personas con
deficiencia auditiva que poseen cultura sorda tienen preferencia por
comunicarse a través de señas y gestos visuales/kinestésicos y las que poseen
cultura sonora, son aquellas que a través de tecnologías auxiliares tratan de
compensar la deficiencia auditiva para poder mantenerse conectados con el mundo
sonoro y los códigos de lengua basados en sonidos.
Las personas con cultura sorda
desarrollan un código gestual cuyo grado de convencionalidad o formalismo
vendrá dado por sus posibilidades de interacción e intercambio comunicativo con
personas de similar cultura. La Lengua de Señas Venezolana (LSV) es una
variedad de lengua formal que surge desde el interior de la comunidad de
personas con cultura sorda y se ha expandido en la academia universitaria para
estructurarla y desarrollar sus características lingüísticas.
En líneas generales,
la denominación de “lengua de señas” puede utilizarse y entenderse como el
código usado por una persona que opta por utilizar signos y símbolos no
sonoros, sino visuales/kinestésicos para comunicarse. Para Morales (2008) La Lengua de señas venezolana (LSV) se
refiere a un código formalmente evolucionado con tendencia a la estandarización
y a la posesión de una gramática académica.
No obstante, en la comunidad con
cultura Sorda, es muy común observar que muchas de las personas buscan la
utilización de tecnologías auxiliares, aunque con propósitos muy distintos a
los de conectarse plenamente y con fines comunicativos con el mundo sonoro.
Esto ocurre porque para ser una persona con cultura sorda el grado de
discapacidad clínica no es exclusivamente profundo. El individuo con grado
severo o moderado, por diversos motivos, no desarrolla la lengua oral y tiene
una conexión parcial con el mundo sonoro y su cultura sorda.
En estos casos, las tecnologías
auxiliares permiten a las personas con
cultura sorda lograr algún grado de conexión que no es indispensable para su
código preferente de comunicación, que sigue siendo visual y kinestésico, pero ayuda
con muchas señales del mundo sonoro que utilizan en beneficio de obtener una
interacción más amplia con el exterior y con las personas con audición normal. Por
lo antes expuesto, una alternativa para solventar la necesidad que presentan
las personas con deficiencia auditiva es la adaptación de dispositivos
auxiliares que permiten un mayor rendimiento en todos los aspectos de su vida.
Este dispositivo es considerado como una ayuda técnica existiendo programas de
otorgamientos y adaptación de estos equipos.
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